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La descentralización como arma de doble filo para el ecosistema emprendedor 🚀💣

Web3 y startups españolas: entre el oro digital y la ruleta rusa

La última vez que estuve en South Summit, no pude evitar notar cómo casi cada pitch contenía las palabras «blockchain», «token» o alguna referencia a Web3. Lo curioso es que, en muchos casos, parecía más un intento desesperado de parecer innovador que una integración con sentido estratégico. Esta observación no es casualidad: estamos ante lo que podría ser el nuevo mantra del ecosistema startup español – «si no eres Web3, no eres relevante».

Desde mi perspectiva, después de analizar docenas de modelos de negocio y hablar con fundadores tanto entusiastas como escépticos, nos encontramos ante una encrucijada fascinante para 2025. La Web3 representa simultáneamente la mayor oportunidad de diferenciación y el riesgo más seductor para las startups españolas. Y merece que lo analicemos sin caer en extremismos.

El espejismo dorado de la descentralización

Las cifras son tentadoras, casi hipnóticas. Según PwC, el mercado global de blockchain podría alcanzar los 39.700 millones de euros en 2025. Y España no quiere quedarse atrás. Casos como Bit2Me, con sus 14 millones en financiación, demuestran que hay apetito inversor.

Lo que encuentro particularmente relevante es cómo el relato Web3 ha permeado sectores donde tradicionalmente España ha mostrado fortaleza. En fintech, logística e incluso agrotech, la promesa de desintermediación y transparencia resulta seductora. Y entiendo perfectamente por qué: ofrece una narrativa de disruption perfecta para captar la atención de inversores.

En una conversación reciente con tres fundadores que pivotaron hacia modelos Web3, todos coincidían en algo que raramente se menciona: la adopción de estas tecnologías les abrió puertas a rondas de financiación que, de otro modo, habrían sido inaccesibles. El capital riesgo, siempre hambriento de la próxima gran cosa, sigue mostrando debilidad por cualquier startup que prometa reinventar un sector mediante blockchain.

El reverso tenebroso: cuando el hype cobra su factura

Sin embargo, hay otra cara menos fotogénica. En mis años analizando el ecosistema tech, he visto cómo las tecnologías de moda pueden convertirse en trampas mortales para startups que no tienen los recursos para sobrevivir al inevitable «valle de la desilusión» que sigue a toda burbuja tecnológica.

El estudio de Deloitte señalando que el 60% de las startups blockchain enfrentan serias dificultades para escalar no me sorprende en absoluto. Lo he visto de primera mano: proyectos que quemaron su runway implementando soluciones blockchain para problemas que podían resolverse con tecnologías más maduras y económicas.

El invierno cripto de 2022 dejó cadáveres empresariales por doquier. Startups que habían pivotado precipitadamente hacia NFTs o tokens propios se encontraron con un mercado súbitamente desinteresado y un modelo de negocio inviable. La lección fue clara y dolorosa: adoptar Web3 por moda, sin un caso de uso genuino, es una estrategia de alto riesgo.

La regulación: el elefante en la habitación

Si hay algo que me preocupa especialmente para las startups españolas que coquetean con Web3 es el marco regulatorio. La incertidumbre legal en la UE sigue siendo notable, a pesar de avances como MiCA. Como me comentaba recientemente un fundador que había lanzado un proyecto DeFi: «Estamos construyendo sobre arenas movedizas regulatorias».

Este punto es crítico. Las startups españolas operan en un contexto europeo donde la regulación tiende a ser más estricta que en otros mercados. Mi análisis sugiere que esto puede convertirse tanto en una barrera como en una ventaja competitiva. Aquellas que logren navegar exitosamente este laberinto regulatorio podrán eventualmente escalar a otros mercados europeos con mayor facilidad.

Sin embargo, el coste de esta adaptación normativa no es trivial. He visto startups invertir hasta un 30% de su capital en compliance y asesoría legal, solo para descubrir después que su modelo no era viable bajo la interpretación más restrictiva de las normativas emergentes.

Mi veredicto: oportunidad selectiva, no panacea universal

Tras meses siguiendo de cerca la evolución de proyectos Web3 en España, mi conclusión es matizada pero firme: la tecnología Web3 representa una oportunidad estratégica real, pero solo para un subconjunto específico de startups españolas.

Los criterios que, desde mi análisis, determinarán el éxito son claros:

Primero, la adopción debe responder a un problema genuino donde la descentralización aporte valor real, no cosmético. He visto demasiados «blockchain-washing» en proyectos que simplemente buscan diferenciarse en un pitch.

Segundo, la estrategia debe contemplar un horizonte temporal realista. Las startups que sobrevivirán serán aquellas que tengan suficiente runway para resistir mientras la adopción masiva y la claridad regulatoria se materializan.

Finalmente, la colaboración con actores establecidos será crucial. Los modelos híbridos, donde las startups Web3 colaboran con empresas tradicionales, están demostrando mayor resilencia que los puristas de la descentralización.

En mi experiencia, las startups que más éxito están teniendo no son las que construyen soluciones Web3 puras, sino las que utilizan componentes de estas tecnologías para mejorar productos o servicios que ya funcionan en el mundo real.

La Web3 no es una varita mágica para el ecosistema startup español, pero tampoco es una moda pasajera que podamos ignorar. Es una herramienta poderosa que, usada con criterio, puede abrir nuevos horizontes. El secreto está, como siempre, no en la tecnología misma, sino en su aplicación inteligente a problemas reales.

La pregunta que todo fundador debería hacerse no es «¿Cómo incorporo Web3 a mi startup?», sino «¿Realmente necesito Web3 para resolver el problema que abordo?». Y en esa honestidad radical podría estar la diferencia entre construir el próximo Bit2Me o convertirse en otra víctima del cementerio de las modas tecnológicas.