Imagen: © Startups Españolas

Por qué los founders más astutos están eligiendo deuda estratégica sobre dilución de equity 💡

La herramienta financiera que ningún founder debería ignorar

Déjame contarte algo que me tiene fascinado: después de años viendo startups quebrar por falta de cash flow o diluirse hasta la médula por rondas prematuras, el Venture Debt se está convirtiendo en el arma secreta de los founders más astutos. Y no, no estoy hablando de un préstamo bancario tradicional disfrazado. Es algo completamente distinto.

El Venture Debt es, fundamentalmente, un híbrido financiero que combina lo mejor de dos mundos: obtienes capital como un préstamo tradicional (que pagas con intereses), pero diseñado específicamente para startups de alto crecimiento. La clave está en que no diluyes tu equity como harías con un VC, aunque normalmente incluye warrants que dan al prestamista derechos futuros sobre acciones a precio fijo. Es decir, si tu startup despega, ellos también ganan.

Venture Debt: La alternativa de financiación que está revolucionando el mundo startup – Carousel Image
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Por qué cambia las reglas del juego financiero

Desde mi perspectiva, lo que hace revolucionario al Venture Debt es su timing estratégico. Imagínate que acabas de cerrar una Serie A y necesitas más runway para alcanzar los hitos de la Serie B. Tradicionalmente, tendrías dos opciones: quemar equity en una ronda puente o estirar el dinero hasta el límite. El Venture Debt te da una tercera vía.

Lo que encuentro particularmente relevante es cómo empresas como 📦 Dropbox utilizaron esta herramienta para expandirse sin diluir prematuramente. No fue casualidad: tenían ingresos predecibles y necesitaban capital para escalar operaciones, no para validar el producto. Esa es la diferencia crucial.

En el sector fintech, 💳 Klarna demostró otra aplicación inteligente: usaron Venture Debt como puente para su expansión internacional. No necesitaban vender más equity cuando ya tenían tracción comprobada, solo querían acelerar su entrada a nuevos mercados.

Los matices que pocos entienden

Aquí es donde mi análisis se vuelve crítico: el Venture Debt no es para cualquier startup. He visto demasiados founders enamorarse de la idea de «dinero sin dilución» sin entender los riesgos reales.

Primero, necesitas flujo de caja predecible o activos tangibles como garantía. Si tu modelo de negocio aún está en modo «quemar dinero para crecer», este instrumento puede convertirse en una sentencia de muerte. La presión de los pagos mensuales no perdona.

Segundo, los términos pueden ser más agresivos de lo que parecen. Los warrants, las cláusulas de aceleración, los covenants financieros… todo esto requiere negociación sofisticada. No es un préstamo bancario estándar donde solo importa la tasa de interés.

El momento perfecto para considerarlo

En mi experiencia, el Venture Debt funciona mejor en tres escenarios específicos: cuando necesitas extender el runway entre rondas de equity, cuando quieres financiar activos específicos (como equipos o inventario), o cuando buscas capital de trabajo para acelerar el crecimiento sin diluir.

El truco está en alinearlo con hitos concretos. No uses Venture Debt para «ver qué pasa»; úsalo cuando sepas exactamente cómo vas a generar el retorno necesario para pagarlo. He visto startups brillantes hundirse por tratar este instrumento como una línea de crédito flexible.

Mi perspectiva sobre el futuro del Venture Debt

Aquí viene mi opinión más contundente: en 2025, con mercados de capital más selectivos y valoraciones bajo presión, el Venture Debt va a separar a los founders estratégicos de los impulsivos. No es casualidad que esté creciendo exponencialmente como alternativa de financiación.

Los prestamistas especializados están volviéndose más sofisticados, ofreciendo términos más flexibles y entendiendo mejor los modelos de negocio digitales. Esto significa que veremos más variaciones del producto: desde líneas de crédito basadas en ingresos recurrentes hasta estructuras híbridas que se ajustan automáticamente según el rendimiento de la empresa.

Mi predicción: las startups que dominen el Venture Debt en los próximos dos años tendrán una ventaja competitiva significativa. Podrán moverse más rápido, mantener más control y optimizar su estructura de capital de formas que sus competidores no podrán igualar.

El Venture Debt no es solo una herramienta financiera; es una mentalidad. Una que prioriza la eficiencia del capital sobre el crecimiento a cualquier costo. Y francamente, era hora de que esa mentalidad llegara al ecosistema startup.