Imagen: © Startups Españolas

Con tecnología sin metales preciosos y 15M€ de financiación, esta startup promete reducir un 20% los costes del H2 verde

Mientras Europa se debate entre subvenciones y regulaciones para impulsar el hidrógeno verde, una spin-off de la Universitat de València ha decidido tomar otro camino: revolucionar la química que hay detrás de todo el proceso. 🌿 Matteco promete reducir hasta un 20% los costes de producción del hidrógeno verde eliminando los metales preciosos de la ecuación, y lo hace desde laboratorios valencianos con una ambición que da vértigo: crear tecnología «made in Spain» que compita con gigantes como Nel Hydrogen o Siemens Energy.

Lo que me fascina de esta startup es cómo han conseguido convertir más de una década de investigación pura en una propuesta comercial que podría cambiar las reglas del juego. No es solo otra empresa de hidrógeno verde más; es el resultado de transferir conocimiento de vanguardia directamente del laboratorio a la industria.

El problema que nadie quería ver

El hidrógeno verde tiene un problema evidente que toda la industria conoce pero pocos se atreven a verbalizar: sigue siendo demasiado caro para competir con los combustibles fósiles. Mientras políticos y empresarios hablan maravillas del «combustible del futuro», la realidad es que sectores como la cerámica, la siderurgia o el cemento siguen dependiendo de alternativas contaminantes porque las soluciones actuales de hidrógeno no son económicamente viables.

Matteco aborda este desafío desde la raíz del problema: los electrolizadores actuales requieren catalizadores y electrodos con metales preciosos que disparan los costes tanto de inversión inicial como operativos. Su apuesta es desarrollar materiales de nueva generación que eliminen esta dependencia, utilizando tecnología de electrólisis alcalina y AEM (membrana de intercambio aniónico) que promete ser drásticamente más eficiente.

La clave está en sus materiales patentados, fruto de investigación química avanzada que permite no solo reducir costes, sino también mejorar la durabilidad y escalabilidad de los sistemas de producción de hidrógeno verde.

Matteco: La spin-off valenciana que quiere destronar a los gigantes del hidrógeno verde - Con tecnología sin metales preciosos y 15M€ de financiación, esta startup promete reducir un 20% los costes del H2 verde - Carousel Image
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Cuando la ciencia encuentra a la empresa

El equipo fundador de Matteco es un ejemplo perfecto de cómo la combinación de ciencia puntera y visión empresarial puede crear algo verdaderamente disruptivo. Iker Marcaide, CEO, aporta la experiencia de Zubi Group, un ecosistema empresarial enfocado en impacto social y medioambiental que le da una perspectiva única sobre escalabilidad global y sostenibilidad empresarial.

Gonzalo Abellán, cofundador científico, es investigador líder del grupo 2D-Chem del ICMol (Instituto de Ciencia Molecular), donde ha dedicado más de una década a investigar materiales avanzados aplicados a la energía. Esta no es teoría de laboratorio; es conocimiento que ha madurado durante años y ahora encuentra su aplicación industrial.

Lo que me parece particularmente inteligente es cómo han estructurado esta transferencia tecnológica: no es una startup más que intenta comercializar una patente universitaria, sino un proyecto que nace con la infraestructura científica y la visión empresarial ya integradas desde el primer día.

Un modelo de negocio que apuesta por la tecnología

Matteco ha elegido un modelo B2B que me resulta especialmente astuto: en lugar de competir directamente en proyectos llave en mano como hace H2B2, se centran en suministrar los componentes críticos (catalizadores y electrodos) a fabricantes de electrolizadores a nivel internacional.

Su estrategia de monetización se basa en licenciar tecnología propietaria y establecer acuerdos estratégicos con empresas industriales. Esto les permite escalar más rápidamente que si tuvieran que construir plantas de hidrógeno completas, y al mismo tiempo crear dependencia tecnológica en sus clientes.

La nueva planta de 10.000 m² en Paterna representa una capacidad de producción de 1 GW, lo que les posiciona para atender una demanda global creciente. Lo ingenioso del modelo es que se convierten en proveedores críticos de una industria que está experimentando un boom, sin asumir todos los riesgos de proyecto que conlleva ser un integrador completo.

David contra los Goliats del hidrógeno

El panorama competitivo en hidrógeno verde está dominado por pesos pesados como Nel Hydrogen de Noruega, ITM Power del Reino Unido y Siemens Energy. Estos gigantes han construido su ventaja competitiva en soluciones robustas y consolidadas, pero también costosas y dependientes de materiales preciosos.

Matteco se posiciona como el disruptor tecnológico que ataca precisamente el punto débil de estos competidores: el coste. Mientras Nel e ITM Power dominan con tecnología PEM (membrana de intercambio protónico) que funciona pero es cara, Matteco apuesta por tecnología alcalina y AEM que promete ser más eficiente energéticamente y económicamente viable.

Frente a H2B2, que ofrece soluciones integrales para proyectos específicos, Matteco se diferencia por su enfoque en I+D de tecnología propietaria licenciable. Es la diferencia entre ser un constructor de casas y ser el proveedor de un material revolucionario que todos los constructores van a querer usar.

Su ventaja competitiva más interesante es la autonomía tecnológica: crear capacidad europea independiente en una industria estratégica donde la dependencia tecnológica puede ser un problema geopolítico a medio plazo.

El crecimiento que habla por sí solo

Los números de Matteco en 2024 cuentan una historia de tracción real: una ronda Serie A de 15 millones de euros liderada por Zubi Group, con participación de family offices como Grupo ASV de España y Napali de Chile. No es dinero especulativo; es inversión dirigida específicamente a poner en marcha capacidad productiva industrial.

La empresa ha crecido de ser una spin-off universitaria fundada a finales de 2023 a tener más de 40 empleados con planes de llegar a 100 en los próximos años. Pero lo más impresionante son los clientes: ya tienen contratos en Europa, América y Asia, lo que sugiere que su tecnología no es solo prometedora en el laboratorio, sino comercialmente viable.

Su capacidad de producción de 1 GW los posiciona como referencia emergente a nivel internacional, no como un jugador local. Es la diferencia entre una startup con potencial y una empresa que ya está ejecutando a escala industrial.

La apuesta valenciana que podría cambiar Europa

Matteco representa algo más grande que una startup exitosa: es un ejemplo de cómo la transferencia tecnológica puede crear ventajas competitivas estratégicas. En un momento donde Europa busca desesperadamente autonomía energética y tecnológica, una empresa valenciana que puede competir con gigantes noruegos e ingleses en su propio terreno tiene un valor que trasciende lo puramente comercial.

Mi intuición es que estamos ante una de esas startups que pueden definir un sector en Europa. Si consiguen demostrar que su tecnología puede escalar manteniendo las ventajas de coste, no solo van a crecer; van a obligar a toda la industria a repensar cómo se hace hidrógeno verde. Y eso, desde Valencia, tiene una poesía particular que me gusta mucho.