Imagen: © Startups Españolas

Por qué el 80% de las startups fracasa en implementar core values reales y cómo convertirlos en tu arma secreta 🎯

La verdad incómoda sobre los valores fundamentales

Déjame ser brutalmente honesto contigo: el 80% de las startups que conozco tienen sus valores fundamentales colgados en una pizarra de oficina como si fueran trofeos de participación. Y luego se preguntan por qué su equipo está desmotivado y por qué cada decisión importante se convierte en una batalla campal. Los core values no son decoración de pared, son el sistema operativo de tu startup.

Desde mi perspectiva, tras haber asesorado decenas de empresas emergentes en 2025, he visto una correlación directa entre startups que realmente viven sus valores y aquellas que escalan de forma sostenible. No es casualidad que las que fracasan suelen tener valores genéricos como «innovación» y «excelencia» escritos en Comic Sans.

Los Valores Fundamentales en Startups: ¿Ventaja Competitiva o Decoración de Oficina? – Carousel Image
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Por qué los valores son tu ventaja competitiva oculta

Los valores fundamentales actúan como un filtro natural en tres niveles críticos. Primero, en el reclutamiento: cuando defines que la «transparencia radical» es un valor no negociable, automáticamente atraes candidatos que no se esconden detrás de excusas y repeles a los que prefieren operar en las sombras.

Lo que encuentro particularmente relevante es cómo estos valores funcionan como acelerador de decisiones. En el caos diario de una startup, donde cada hora cuenta, tener principios claros elimina parálisis por análisis. Si uno de tus valores es «orientación al cliente», no necesitas tres reuniones para decidir si invertir en mejorar el soporte técnico.

Tomemos el ejemplo de 🏔️ Patagonia: su valor «Don’t Buy This Jacket» no es marketing inteligente, es coherencia brutal con su compromiso ambiental. Eso les ha permitido diferenciarse en un mercado saturado y construir una lealtad que va más allá del producto.

El problema de los valores cosméticos

Aquí viene mi análisis más polémico: muchas startups usan los valores como maquillaje corporativo. He visto empresas que predican «work-life balance» mientras obligan a su equipo a trabajar 70 horas semanales. O que hablan de «diversidad e inclusión» pero tienen juntas directivas completamente homogéneas.

Esta disonancia no solo es hipócrita, es tóxica. Genera cinismo interno y erosiona la confianza del equipo. En mi experiencia, es mejor tener pocos valores pero vivirlos religiosamente, que tener una lista de wishful thinking que nadie respeta.

Un caso que me marcó: una startup fintech que conocí definió «honestidad» como valor central, pero ocultaba información financiera crítica a su equipo. Resultado: cuando salieron los problemas de liquidez, la mitad del talento se fue porque sintieron que les habían mentido sistemáticamente.

Cómo implementar valores que realmente funcionen

Mi fórmula práctica es simple pero efectiva: define máximo 5 valores, házlos específicos y medibles. En lugar de «innovación», especifica «experimentación rápida con aprendizaje público de fallos». En vez de «calidad», define «cero tolerancia a bugs críticos en producción».

Lo crucial es integrarlos en sistemas concretos. En las evaluaciones de desempeño, dedica el 50% del tiempo a evaluar adherencia a valores, no solo resultados. En las decisiones estratégicas, pregúntate explícitamente: ¿esto alinea con nuestros core values?

He visto startups implementar «valores scorecards» mensuales donde el equipo evalúa qué tan bien la empresa está viviendo cada valor. Es incómodo al principio, pero genera accountability real.

Mi perspectiva sobre el futuro

Aquí viene mi predicción más contundente: en los próximos dos años, con el auge de la IA y el trabajo remoto, los valores fundamentales van a ser el único diferenciador real entre startups. Cuando la tecnología se commoditiza y el talento puede trabajar desde cualquier lugar, lo que realmente importa es la cultura y los principios.

Las startups que traten los valores como una obligación de RRHH van a morir lentamente. Las que los usen como arma estratégica van a dominar sus mercados. Es así de simple y así de brutal.

Mi consejo final: si no estás dispuesto a tomar decisiones difíciles basándote en tus valores, mejor no los definas. Porque los valores de mentira son peores que no tener valores.