Imagen: © Startups Españolas

Cuando la inteligencia artificial se pone el casco de seguridad 🌞🤖

El matrimonio perfecto entre IA y energías renovables

Siempre me ha hecho gracia cómo intentamos casar tecnologías emergentes con problemas reales. A veces es como intentar meter un elefante en una nevera (sí, ya sabéis cómo acaba eso). Pero ocasionalmente surge una pareja que parece destinada a funcionar, como la inteligencia artificial y la gestión de proyectos de energías renovables.

Imaginemos por un momento el caos típico de un proyecto de energía renovable: ingenieros maldiciendo porque los paneles solares llegaron tarde, meteorólogos prediciendo el fin del mundo justo cuando ibas a montar las turbinas eólicas, y regulaciones que cambian más rápido que las ofertas en el supermercado. Un auténtico cóctel de incertidumbre.

¿Qué propone exactamente esta plataforma?

La idea es sencilla y brillante a partes iguales: una plataforma SaaS que usa inteligencia artificial para poner orden en este caos. ¿Cómo? Analizando patrones climáticos para predecir los mejores momentos de instalación, optimizando la asignación de recursos (que es básicamente decirle a Paco que deje de instalar paneles en la zona A y se vaya corriendo a la zona B), y navegando el laberinto regulatorio de cada región.

Los algoritmos de IA funcionarían como ese amigo que siempre tiene un plan B: «Oye, parece que va a llover los próximos tres días en el área de construcción. ¿Por qué no adelantamos el trabajo de oficina y reprogramamos la instalación para la semana que viene?» O mejor aún: «Las regulaciones en esta provincia han cambiado. Aquí tienes exactamente lo que necesitas modificar en tus planos».

Usuarios potenciales: más allá de los sospechosos habituales

Aunque inicialmente pensamos en las grandes empresas energéticas como clientes principales, el espectro es más amplio:

– **Empresas desarrolladoras de parques renovables**: Para ellas, esta plataforma sería como tener un asistente con superpoderes.
– **Consultoras**: Que podrían ofrecer análisis mucho más precisos a sus clientes.
– **Gobiernos locales**: Muchos ayuntamientos están ahora mismo intentando cumplir objetivos de sostenibilidad con herramientas del siglo pasado.
– **Cooperativas energéticas**: Esos héroes sin capa que intentan democratizar la energía limpia.

Ventajas concretas (sin caer en el ‘revolucionario’)

Vale, dejemos de lado el entusiasmo y hablemos de números y hechos concretos:

Reducción tangible de costes

Un retraso de un solo día en un proyecto de energía renovable puede costar miles de euros. La IA podría predecir y mitigar estos retrasos con una precisión que ningún humano, por experimentado que sea, podría igualar. Estudios recientes sugieren que la implementación de herramientas de IA en proyectos de infraestructura puede reducir los costes operativos entre un 10% y un 15%.

Planificación con esteroides

La planificación tradicional es como intentar adivinar cuándo lloverá el próximo año. La IA, en cambio, integra datos históricos climáticos, tendencias de suministro, disponibilidad de personal y requisitos regulatorios para crear planes que se adaptan en tiempo real.

Democratización del conocimiento experto

No todas las empresas pueden permitirse contratar a los mayores expertos en regulación energética de cada región. Esta plataforma pondría ese conocimiento al alcance de equipos más pequeños, nivelando el campo de juego.

Los desafíos (o por qué no todo es color de rosa)

Como alguien que ha visto fracasar más de una «solución perfecta», permítanme señalar los obstáculos que esta idea tendría que superar:

El síndrome del sistema legado

Las empresas energéticas, especialmente las grandes, tienen sistemas informáticos más antiguos que algunos de sus empleados. Integrar una nueva plataforma SaaS con estos dinosaurios tecnológicos puede ser como intentar conectar un iPhone a un teléfono de disco: técnicamente posible, pero con muchos dolores de cabeza.

El laberinto regulatorio europeo

Europa tiene tantas regulaciones energéticas diferentes como tipos de queso (y eso es decir mucho). Una plataforma que funcione en España podría necesitar modificaciones sustanciales para operar en Alemania o Polonia. Mantener actualizada la base de datos regulatoria sería un reto mayúsculo.

La curva de aprendizaje

Convencer a un ingeniero con 30 años de experiencia de que una IA puede ayudarle a planificar mejor es como intentar explicarle a mi abuela por qué TikTok no es «una pérdida de tiempo». La resistencia al cambio es real, amigos.

El contexto actual: el momento es ahora

Si algo nos ha enseñado la actual crisis energética es que necesitamos acelerar la transición hacia las renovables. Los objetivos del Pacto Verde Europeo no son una sugerencia amable; son una necesidad urgente.

El mercado de las energías renovables en Europa está experimentando un crecimiento exponencial. La inversión en este sector superó los 125.000 millones de euros en 2022, y se espera que esta cifra siga aumentando. Una plataforma que pueda hacer que estos proyectos sean más eficientes no solo tendría un mercado garantizado, sino que contribuiría significativamente a los objetivos climáticos.

¿Podría funcionar realmente en 2025?

La tecnología necesaria para esta plataforma ya existe. Los algoritmos de IA para predicción de riesgos, la computación en la nube para procesar grandes volúmenes de datos, y las interfaces de usuario intuitivas son realidades actuales, no ciencia ficción.

El verdadero desafío no es tecnológico sino humano: ¿Estarán las empresas y organizaciones dispuestas a confiar en una IA para gestionar proyectos de tal magnitud? La respuesta dependerá no solo de la eficacia de la plataforma sino también de cómo se presente y se introduzca en el mercado.

Mi opinión sincera

Como observador del sector tecnológico y energético, creo que estamos ante una idea con potencial real. No es uno de esos conceptos que suenan bien en una presentación pero se desmoronan en contacto con la realidad. La combinación de IA y gestión de proyectos renovables aborda una necesidad concreta con herramientas adecuadas.

El éxito dependerá de la ejecución, por supuesto. Una interfaz intuitiva, una estrategia clara de integración con sistemas existentes y un enfoque práctico hacia las peculiaridades regulatorias de cada región serán cruciales. Pero si estos desafíos se abordan adecuadamente, podríamos estar ante una herramienta que no solo genere beneficios para sus creadores, sino que contribuya significativamente a acelerar la transición energética en Europa. Y francamente, eso es algo que todos necesitamos.