El dilema del emprendedor: ¿invertir ahora o esperar? Un análisis crítico del potencial y los riesgos reales en 2025 🔬
Computación cuántica en startups españolas: entre el espejismo y la revolución
La tentación cuántica: ¿un salto al futuro o al vacío?
Cada vez que me invitan a un evento de innovación en Madrid o Barcelona, puedo predecir con precisión cuántos minutos pasarán hasta que alguien mencione la computación cuántica. El reloj raramente supera los quince. La fascinación por esta tecnología ha alcanzado niveles casi religiosos entre ciertos círculos emprendedores españoles, y no es para menos: promete resolver en segundos problemas que nuestros actuales superordenadores tardarían milenios en procesar.
Pero como analista que ha visto subir y bajar la marea de innumerables olas tecnológicas, me pregunto si las startups españolas están realmente preparadas para surfear esta. Mi experiencia me dice que estamos ante un fenómeno híbrido: mitad revolución legítima, mitad espejismo peligroso. La diferencia entre ambas caras podría costar millones a nuestro ya frágil ecosistema emprendedor.
El panorama cuántico en España: datos frente a narrativas
Los números son tentadores, casi seductores. IBM proyecta un mercado global de aplicaciones cuánticas comerciales valorado en 65.000 millones de euros para 2030. En nuestro territorio, startups como Qilimanjaro Quantum Tech ya han captado 2,5 millones en 2023, mientras QCentroid colabora con Renfe para optimizar sistemas ferroviarios mediante algoritmos cuánticos.
Pero detrás de estas cifras prometedoras se esconde una realidad que raramente aparece en los titulares: según McKinsey, el 80% de las empresas que invierten en tecnologías cuánticas no esperan retornos significativos antes de 2030. Y esto no es una opinión pesimista, es un dato que la mayoría prefiere ignorar mientras persigue la próxima ronda de financiación.
Lo que encuentro particularmente fascinante es el contraste entre lo que se dice en público y lo que me confiesan en privado los fundadores de estas startups. «Necesitamos posicionarnos en cuántica para la valoración, pero nuestros ingresos reales vienen de consultoría convencional», me comentaba hace unos meses el CEO de una prometedora startup española que había levantado capital mencionando «algoritmos cuánticos» en cada diapositiva de su pitch.
El espejismo de la urgencia cuántica
He participado en suficientes consejos asesores para identificar un patrón preocupante: el miedo a quedarse atrás está impulsando decisiones empresariales precipitadas. La narrativa del «ahora o nunca» funciona perfectamente para captar titulares e inversores ansiosos, pero rara vez se corresponde con la realidad tecnológica o comercial.
Desde mi perspectiva, la computación cuántica en 2025 se encuentra en una fase similar a donde estaba la inteligencia artificial en 2010: prometedora, fascinante, con casos de uso específicos viables, pero lejos de la madurez que justificaría una apuesta empresarial masiva por parte de startups con recursos limitados.
El año pasado visité un laboratorio de computación cuántica en Barcelona. El científico principal me mostró orgulloso sus avances, para luego admitir que estaban al menos a cinco años de cualquier aplicación comercialmente viable. «Pero no lo pongas en tu artículo», me pidió, «o nos quedamos sin financiación».
El verdadero coste de la apuesta cuántica
La inversión en computación cuántica no se limita al capital financiero. Requiere talento extremadamente especializado, infraestructura costosa y, sobre todo, tiempo —ese recurso que ninguna startup española tiene en abundancia. La pregunta incómoda que pocos se atreven a formular es: ¿cuántas startups prometedoras desviarán recursos críticos de productos viables hacia experimentos cuánticos que nunca verán la luz del mercado?
He presenciado casos donde empresas emergentes contrataban físicos cuánticos por prestigio mientras recortaban en desarrollo de producto. El resultado fue predecible: productos a medio hacer y papers académicos impresionantes que no generaban un euro de ingresos.
Lo que más me preocupa es el coste de oportunidad. Por cada euro invertido en especulación cuántica, hay un euro menos destinado a resolver problemas inmediatos que podrían generar tracción real en el mercado. Y en un ecosistema donde 3 de cada 4 startups fracasan antes de su tercer año, este lujo es difícilmente justificable.
La estrategia del caballo ganador: colaboración estratégica
A pesar de mi escepticismo, sería irresponsable sugerir que las startups españolas deberían ignorar completamente la computación cuántica. Mi análisis sugiere que existe una vía intermedia que minimiza riesgos mientras mantiene la puerta abierta a futuras oportunidades.
La clave está en la colaboración estratégica. Las startups que están navegando con éxito estas aguas turbulentas comparten un patrón común: en lugar de desarrollar capacidades cuánticas internas, establecen alianzas con universidades y corporaciones que ya poseen la infraestructura necesaria.
El centro de computación cuántica de Fujitsu en Galicia, colaborando con las tres universidades gallegas, representa un modelo inteligente. Permite a las startups acceder a conocimiento e infraestructura cuántica sin comprometer su estabilidad financiera. Similar enfoque siguen MunQube o Multiverse Computing, que combinan desarrollos propios con alianzas estratégicas con CSIC y centros universitarios.
Mi veredicto: cautela estratégica, no rechazo absoluto
Tras años analizando el panorama tecnológico español, mi conclusión sobre la computación cuántica para startups en 2025 es clara: sí, pero con condiciones estrictas.
Las startups españolas deberían considerar la cuántica como una inversión estratégica a largo plazo, no como una solución inmediata a problemas comerciales actuales. Recomiendo destinar no más del 10-15% de recursos a exploración cuántica, priorizando casos de uso específicos donde la ventaja potencial sea claramente demostrable.
Más importante aún: esta exploración debe realizarse preferentemente mediante colaboraciones que diluyan el riesgo individual. Las startups que intenten desarrollar capacidades cuánticas completas internamente estarán, con casi total seguridad, quemando capital en una apuesta demasiado arriesgada.
Personalmente, no invertiría en ninguna startup que base su propuesta de valor exclusivamente en computación cuántica sin ingresos alternativos a corto plazo. La historia de la tecnología está repleta de empresas que apostaron todo a la próxima gran revolución, solo para descubrir que llegaba demasiado tarde para sus reservas de efectivo.
La computación cuántica transformará nuestro mundo, de eso no tengo duda. Pero en el competitivo ecosistema de startups español, la pregunta no es si ocurrirá, sino si tu empresa sobrevivirá lo suficiente para verlo. Y para eso, una dosis de realismo pragmático vale más que todo el entusiasmo cuántico del mundo.