Imagen: © Startups Españolas

La estrategia que separa a las startups que sobreviven de las que se quedan en el camino 🎯

La diversificación como salvavidas: por qué apostar por lo desconocido

¡Hey, qué bueno verte por aquí! Vamos a charlar sobre algo que, sinceramente, me parece un auténtico salvavidas para muchas startups: el ‘Product-Market Diversification’ o, en buen español, la diversificación de producto-mercado. Mira, si tuviera que apostar por una estrategia que separa a las startups que sobreviven de las que se quedan en el camino, sería esta. ¿Por qué? Porque poner todos los huevos en la misma cesta es un lujo que una empresa emergente simplemente no puede permitirse.

Desde mi perspectiva, lo que me fascina de esta estrategia es lo contraintuitiva que resulta. Mientras que el consejo clásico para startups es «enfócate, enfócate, enfócate», la diversificación te dice exactamente lo contrario: «mira más allá, explora, arriésgate». Y aquí está el quid de la cuestión: ambos enfoques son correctos, pero en momentos diferentes de la vida de una startup.

Product-Market Diversification: Por qué las startups inteligentes ya no ponen todos los huevos en la misma cesta – Carousel Image
Product-Market Diversification: Por qué las startups inteligentes ya no ponen todos los huevos en la misma cesta – Carousel Image
Product-Market Diversification: Por qué las startups inteligentes ya no ponen todos los huevos en la misma cesta – Carousel Image
Product-Market Diversification: Por qué las startups inteligentes ya no ponen todos los huevos en la misma cesta – Carousel Image
Product-Market Diversification: Por qué las startups inteligentes ya no ponen todos los huevos en la misma cesta – Carousel Image
Product-Market Diversification: Por qué las startups inteligentes ya no ponen todos los huevos en la misma cesta – Carousel Image

Más allá del manual: qué significa realmente diversificar

Primero, aclaremos qué demonios es la diversificación de producto-mercado. Es sencillo en teoría: se trata de lanzar nuevos productos o servicios en mercados que no son los tuyos habituales. No es solo vender más de lo mismo a tus clientes actuales (eso es penetración de mercado), ni tampoco llevar tu producto estrella a un mercado parecido (eso sería expansión). Aquí hablamos de un salto al vacío: algo nuevo para alguien nuevo.

Piensa en 🛒 Amazon, que empezó vendiendo libros online y ahora domina la computación en la nube con AWS. O Tesla, que no se conformó con coches eléctricos y se metió en el negocio de la energía solar con productos como Powerwall. Es un movimiento atrevido, sí, pero puede ser tu tabla de salvación cuando tu mercado principal se tambalea.

Lo que encuentro particularmente relevante es cómo esta estrategia desafía la lógica tradicional del mundo startup. Durante años, hemos predicado el evangelio del «producto mínimo viable» y la «validación temprana». Pero la diversificación requiere una mentalidad completamente diferente: la capacidad de mantener múltiples realidades en tu cabeza simultáneamente.

El arte de reducir riesgos sin perder el alma

Desde mi experiencia observando cientos de startups, lo que más me llama la atención es cómo la diversificación actúa como un mecanismo de reducción de riesgos. Las startups viven en un mundo de incertidumbre: un cambio en las tendencias, un competidor que te adelanta o una crisis económica pueden mandarlo todo al traste. Si dependes de un solo producto o un solo tipo de cliente, estás a un paso del desastre.

Diversificar te da un colchón. Si un segmento falla, otro puede sostenerte. Pero ojo, no es un paseo por el parque. He visto a muchas startups meterse en mercados nuevos sin hacer los deberes y acabar quemándose. Una investigación de mercado sólida es clave: ¿realmente hay demanda? ¿Entiendes las necesidades y matices culturales de ese nuevo público? Sin eso, estás tirando dardos a ciegas.

Mi análisis sugiere que las startups exitosas en diversificación siguen un patrón: primero dominan su mercado inicial, luego identifican sinergias naturales con otros sectores, y finalmente ejecutan una entrada calculada pero decidida. No es casualidad, es metodología.

Los ángulos que nadie te cuenta

Hablemos de los ángulos menos obvios. Por un lado, diversificar puede ser una forma de innovar, de obligarte a pensar fuera de la caja. Muchas veces, al entrar en un mercado nuevo, descubres oportunidades que ni imaginabas. Pero, por otro, está el riesgo de diluir tu marca o estirar demasiado tus recursos.

He conocido fundadores que, en su afán de diversificar, pierden el foco y terminan siendo mediocres en todo. Mi consejo: ve paso a paso. Identifica una oportunidad clara, busca alianzas estratégicas que te faciliten la entrada y adapta tu producto a las particularidades del nuevo mercado. No intentes comerte el mundo de un bocado.

También me parece crucial mencionar algo que no siempre se dice: diversificar no es solo una cuestión de supervivencia, sino de ambición. En el ecosistema startup, donde la competencia es feroz, quedarse quieto es retroceder. Expandirte a nuevos mercados te permite explorar fuentes de ingresos que pueden disparar tu crecimiento.

Los pasos prácticos que realmente funcionan

Desde mi perspectiva, hay un proceso claro para implementar esta estrategia:

  • Mapea tus competencias core: ¿Qué sabes hacer realmente bien? No tu producto, sino las habilidades subyacentes.
  • Identifica mercados adyacentes: Busca sectores donde esas competencias puedan tener valor.
  • Valida sin comprometerte: Haz pruebas pequeñas antes de apostar fuerte.
  • Construye alianzas: Encuentra partners que ya tengan credibilidad en ese mercado.
  • Adapta, no traduzcas: Cada mercado tiene sus propias reglas del juego.

Lo que encuentro fascinante es cómo las startups más exitosas tratan la diversificación como un proceso de aprendizaje continuo, no como una decisión binaria. Es más parecido a tocar jazz que a seguir una partitura.

Cuando la diversificación se convierte en supervivencia

Hace poco hablé con un emprendedor que pivotó su startup de tecnología educativa hacia soluciones para empresas durante la pandemia. No solo sobrevivió, sino que ahora factura el doble. Esa es la magia de diversificar con cabeza: no es solo un plan B, sino que puede convertirse en tu plan A.

Pero aquí viene lo interesante: muchas veces, la diversificación no es una elección, sino una necesidad dictada por las circunstancias. Los mercados cambian, las tecnologías evolucionan, las regulaciones se endurecen. Las startups que han diversificado previamente tienen más opciones cuando llega la tormenta.

Mi análisis del sector me dice que estamos entrando en una era donde la especialización extrema puede ser tan peligrosa como la diversificación descontrolada. El sweet spot está en encontrar el equilibrio: profundidad en tu área core, pero amplitud suficiente para no quedar atrapado.

Mi perspectiva: la diversificación como filosofía de crecimiento

Para cerrar, mi opinión personal es clara y contundente: el ‘Product-Market Diversification’ no es una opción, es una necesidad si quieres jugar en las grandes ligas. El futuro de las startups no está en aferrarse a lo conocido, sino en tener el coraje de explorar lo desconocido.

Sí, implica riesgos, pero también abre puertas a un crecimiento que de otra forma sería inalcanzable. Lo que me resulta más fascinante es cómo esta estrategia está redefiniendo lo que significa ser una startup «exitosa». Ya no basta con dominar un nicho; necesitas demostrar que puedes expandir ese dominio a territorios inexplorados.

Así que, si estás liderando una startup, pregúntate: ¿estoy demasiado cómodo en mi zona de confort? Porque, créeme, el mundo no espera a los que dudan. La diversificación inteligente no es dispersión; es evolución. Y en un mundo que cambia a la velocidad de la luz, las especies que mejor se adaptan son las que mejor diversifican su ADN.