Imagen: © Startups Españolas

Desde Valencia, esta startup combina nanociencia y visión empresarial para hacer el hidrógeno verde económicamente viable

Aquí tenemos una de esas historias que me fascina contar: una startup española que está atacando uno de los problemas más complejos de la transición energética desde un enfoque que combina ciencia pura con visión empresarial. 🌿 Matteco no es solo otra empresa de hidrógeno verde; es el resultado de cuando un químico brillante se encuentra con un emprendedor que ya ha demostrado que sabe hacer crecer startups tecnológicas.

Desde Valencia, esta startup está revolucionando la producción de hidrógeno verde desarrollando catalizadores y electrodos avanzados que prometen hacer realidad lo que muchos consideran el santo grial de la energía: hidrógeno competitivo frente a los combustibles fósiles. Y lo que me llama la atención es que no están intentando reinventar todo el proceso, sino perfeccionar las piezas críticas que marcan la diferencia.

El Problema Que Todos Ven Pero Pocos Saben Resolver

El hidrógeno verde tiene un problema fundamental: es demasiado caro para competir con los combustibles fósiles en la mayoría de aplicaciones industriales. La electrólisis del agua, el proceso para producir hidrógeno sin emisiones, consume enormes cantidades de energía y requiere equipos costosos. Es como tener el motor del futuro pero con un precio que lo hace inviable para el presente.

Lo que me resulta ingenioso del enfoque de Matteco es que han identificado exactamente dónde está el cuello de botella: en los materiales. Mientras otros se concentran en mejorar los sistemas completos de electrólisis, ellos han puesto el foco en desarrollar catalizadores y electrodos que funcionen de manera más eficiente, reduciendo el consumo energético y, por tanto, el coste final del hidrógeno.

Su tecnología se basa en nanociencia aplicada a materiales avanzados, lo que permite crear electrodos que no solo duran más, sino que requieren menos energía para producir la misma cantidad de hidrógeno. Es la diferencia entre tener un coche que consume 10 litros cada 100 kilómetros y otro que consume 6 litros: mismo resultado, menor coste operativo.

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La Dupla Perfecta: Ciencia y Negocio

Detrás de Matteco hay una combinación que me parece especialmente potente. Por un lado, Gonzalo Abellán, el cofundador científico con una sólida trayectoria en investigación de materiales avanzados. Por otro, Iker Marcaide, que ejerce como CEO y que trae una experiencia empresarial que vale oro en el mundo de las startups tecnológicas.

Marcaide no es precisamente un novato en esto de hacer crecer empresas. Su paso por el MIT y su experiencia en Flywire (antes PeerTransfer), una fintech que logró convertirse en unicornio, le ha dado una perspectiva única sobre cómo escalar tecnología compleja. También ha estado involucrado en iniciativas de impacto social como Zubi Labs, lo que demuestra un compromiso genuino con la sostenibilidad.

Lo que me llama la atención de esta dupla es cómo han logrado equilibrar el rigor científico con la agilidad empresarial. Abellán aporta la credibilidad técnica necesaria para convencer a grandes industriales de que su tecnología funciona, mientras que Marcaide tiene la experiencia para convertir esa tecnología en un negocio escalable.

Un Equipo con Visión de Impacto

Lo que más me convence de este equipo es su capacidad para pensar tanto en el laboratorio como en el mercado. No están desarrollando tecnología por el simple placer de innovar, sino que entienden perfectamente cuáles son los obstáculos económicos que impiden la adopción masiva del hidrógeno verde y están trabajando específicamente para superarlos.

Un Modelo de Negocio que Ataca el Corazón del Problema

El modelo de negocio de Matteco es elegante en su simplicidad: desarrollan y venden los componentes críticos que necesitan los fabricantes de electrolizadores para hacer sus equipos más eficientes. Es un modelo B2B puro, dirigido a empresas que fabrican electrolizadores, grandes compañías energéticas e industrias que necesitan descarbonizar sus procesos.

Lo que encuentro particularmente inteligente es su estrategia de posicionamiento. En lugar de competir directamente con los fabricantes de electrolizadores, se han posicionado como el proveedor de tecnología que permite a esos fabricantes mejorar sus productos. Es como ser el proveedor de los procesadores que hacen que los ordenadores funcionen mejor, en lugar de fabricar los ordenadores completos.

Su apuesta por la manufactura local europea también me parece especialmente acertada. En un momento en que la seguridad de suministro es crítica y las regulaciones ambientales son cada vez más estrictas, ofrecer componentes fabricados localmente con estándares europeos es una ventaja competitiva considerable.

Escalabilidad a Nivel Gigavatio

Lo que más me impresiona es su capacidad de producción proyectada. Están hablando de escalar a nivel de gigavatio, lo que significa que pueden ser socios estratégicos para los grandes proyectos de descarbonización industrial que se están planificando en Europa. No es una startup que venda componentes de nicho, sino una empresa que puede atender la demanda industrial masiva.

Navegando un Paisaje Competitivo Complejo

El sector del hidrógeno verde está lleno de competidores con enfoques diferentes. H2Pro de Israel está apostando por la electrólisis E-TAC, una tecnología que promete mejorar la eficiencia energética del proceso. Sunfire de Alemania se ha posicionado como líder europeo en electrolizadores industriales de alta potencia.

Lo que diferencia a Matteco es su enfoque en la mejora a nivel de materiales. Mientras otros se concentran en optimizar procesos o sistemas completos, ellos están atacando el problema desde la base: mejorando los materiales que hacen posible la electrólisis. Es como comparar entre mejorar el diseño de un coche versus desarrollar un motor más eficiente.

Su ventaja competitiva también reside en la adaptabilidad. Sus soluciones pueden integrarse en diferentes tecnologías de electrólisis, lo que les permite trabajar con múltiples fabricantes y no depender de una sola tecnología. Esa flexibilidad es crucial en un sector que todavía está definiendo cuáles serán los estándares dominantes.

El Factor Localización

Su apuesta por la producción local europea es especialmente inteligente. En un contexto geopolítico donde la dependencia energética es una preocupación creciente, ofrecer componentes críticos fabricados en Europa no solo es una ventaja comercial, sino también estratégica.

Una Historia de Crecimiento Que Impresiona

Los números de Matteco son los que me gusta ver en startups serias. Han conseguido captar 15 millones de euros de inversión, una cifra que demuestra que los inversores creen en su propuesta de valor. Pero más allá del dinero, lo que me llama la atención es su plan de crecimiento: generar más de 100 empleos en los próximos dos años.

Ya tienen clientes en Europa y Asia, lo que demuestra que su tecnología no solo funciona en el laboratorio, sino que tiene tracción comercial real. Su participación en foros internacionales como la European Hydrogen Week y el reconocimiento que han recibido del sector validan su posición como actores relevantes en el ecosistema europeo del hidrógeno.

Sus instalaciones en Valencia, con más de 10.000 m², estarán listas para producción a gran escala en 2024. Eso significa que no están solo desarrollando tecnología, sino construyendo la infraestructura necesaria para convertirse en un proveedor industrial serio.

Más Allá de los Números

Lo que más me convence de su historia de crecimiento es la combinación de inversión, clientes reales y capacidad de producción. No es una startup que vive solo de promesas futuras, sino que está construyendo un negocio tangible con infraestructura física y contratos comerciales.

Reflexiones Finales: El Futuro del Hidrógeno Pasa por Valencia

Matteco representa algo que me emociona ver en el ecosistema español: una startup que no solo está desarrollando tecnología avanzada, sino que está atacando uno de los problemas más importantes de nuestro tiempo desde un enfoque inteligente y escalable.

Lo que más me llama la atención es cómo han logrado posicionarse en un punto estratégico de la cadena de valor del hidrógeno verde. No están compitiendo en el mercado más obvio y saturado, sino que se han situado como el proveedor de la tecnología que permite a otros competir mejor.

Mi intuición es que startups como Matteco van a ser las que realmente aceleren la adopción del hidrógeno verde. No a través de grandes revoluciones tecnológicas, sino mediante mejoras incrementales pero significativas que hagan que el hidrógeno sea económicamente viable.

Si el hidrógeno verde va a ser realmente el combustible del futuro, necesitamos empresas como Matteco que resuelvan los problemas técnicos y económicos que impiden su adopción masiva. Y desde Valencia, con un equipo que combina rigor científico y visión empresarial, están demostrando que España puede ser un actor relevante en la transformación energética global.